"La poesía es como un relámpago"
José Jiménez Lozano.
Premio Cervantes 2.002

viernes, 23 de noviembre de 2012

... por las riberas del Voltoya

El pasado domingo 11 de Noviembre me di un paseo.

... me di un paseo

... me di un paseo.



Aunque la historia viene de más atrás, cuando mi amigo Juanjo nos convocó a la “Marcha y almuerzo por las riberas del Voltoya”, una iniciativa de las poblaciones de Juarros de Voltoya y Martín Muñoz de las Posadas.

Enseguida apunté el día y hora en mi calendario, cosa que no extraña, ya que mis cariños hacia Martín Muñoz de las Posadas son públicos y conocidos.

La hora de comienzo eran las 10,30, junto a la ermita en “El Navego”
Pero un par de días antes recibí, entre otros destinatarios, un nuevo correo de Juanjo, donde solicitaba “ayudantes” para preparar el kiosco que se iba a poner  junto a la ermita. La hora de encuentro era las 9 de la mañana.

Me gusta madrugar, por lo que me auto apunté a la ayuda.

Sobre las 8,45 llegué a Martín Muñoz de las Posadas y, antes de coger la carretera que me llevaría hacia la ermita, no quise dejar de pasar por la Plaza Mayor y “saludar” a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y al Palacio del cardenal Diego de Espinosa.

..."saludar" a la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción

... "saludar" al Palacio del cardenal Diego de Espinosa

Tras el saludo fotográfico tome la carretera que creía, solo he ido una vez anteriormente, me llevaría a la ermita y, casi cuando ya había decidido que me había equivocado, vi la indicación que muy sabiamente habían puesto en el desvío:

-MARCHA- y una flecha era la indicación. Sencilla pero muy efectiva

Ya eran las 9 y estaba en la ermita. Vamos estaba la ermita, un coche aparcado, sin nadie en su cercanía, y un servidor.

Como pensé que a las 9 no iba a empezar esto, seguí con el coche hasta el puente y el molino para, tranquilamente, hacer las fotos que luego, con la marcha empezada, seguramente no podría hacer.

... tranquilamente, hacer las fotos que luego, con la marcha empezada, no podría hacer


Una jauría de perros y 3 cazadores, escopeta el hombro, estaban junto al molino.
Unas fotos rápidas y de vuelta a la ermita, ya que mi presencia- coche incluido – no pareció del agrado de los cazadores.

Ya en la ermita éramos tres coches y tres personas, aunque por lo que se oía, todavía faltaban algunos a los que madrugar no les gustaba mucho.

Pero uno de ellos, del que luego hablaré largo y tendido, tenía las llaves de la ermita, por lo que pude entrar y verla (y fotografiarla), con sus imágenes de Santa María de la Cabeza y la Inmaculada ... y una tercera que ese día no estaba "presente"

... y una tercera que ese día no estaba "presente"


Poco a poco empezaron a llegar más “efectivos” alguno de los cuales lo hacían en un pequeño camión lleno de hierros, lo cual provocó la alegría de los allí reunidos.

Manos a la obra y en poco mas de 30, 35 minutos ya estaba la estructura montada, que luego supe que era por precaución y poder cubrirnos si llovía, y lo que es más importante, montadas las planchas industriales en su sitio, y la parrilla ya en marcha con los primeros fuegos, que luego serán brasas.

Manos a la obra ...


... los primeros fuegos, que luego serán brasas


No paraba de llegar gente.
Los coches quedaban ya aparcados más bien lejos que cerca.

Como puse en el principio, la hora de partida era las 10,30, pero al final empezamos en torno a las 11,00

Antes de empezar Juanjo, megáfono en mano, pero sin pilas, nos dio una reseña de lo que íbamos a ver.
Si mal no recuerdo sus palabras, más o menos, fueron estas:

“Bienvenidos a todos.
Esta excursión se ha organizado con el ánimo de dar a conocer todos estos parajes que tenemos en Juarros y en Martín Muñoz de las Posadas.
Desde aquí bajaremos hasta el puente del molino viejo y luego recorreremos la vereda entre chopos, fresnedos y pinar.
Luego iremos por la zona de “piedra blanca” donde veremos un arenero y una pequeña laguna con gran variedad de aves acuáticas.
Volveremos por el camino de la cañada y veremos los restos de la Ermita del Espino, y de vuelta al punto de partida donde nos esperan los cocineros 5 estrellas que nos van a deleitar con majares dignos de los dioses”

Pues, en sus puestos… preparados, listos, ¡¡¡¡YA!!!!

Nos estaba esperando el OTOÑO.





Nos estaba esperando el OTOÑO


Los primeros metros eran conocidos por mí. Una pequeña laguna, con su inmenso árbol, y la bajada hasta el puente y el molino.

... con su inmenso árbol


Cuando llegué a ver el molino comprobé que no iba a ser de los primeros… de hecho mi retraso me permitió hacer una foto “ciclista” del tipo “serpiente multicolor”


"serpiente multicolor"

Aprovecho para deciros que, como podéis ver, eramos unos cuantos paseando el domingo 11 de Noviembre.

Por el molino no se pasaba, sino que antes de cruzar el puente giramos a la derecha y a recorrer las “riberas del Voltoya”.
Precioso camino.
Chopera otoñal a la izquierda, pinares a la derecha.

Chopera otoñal a la izquierda, pinares a la derecha

Para entonces, y no llevábamos ni un cuarto de recorrido, ya era el último y empezaba a ser algo importante para mi el no perder de vista la espalda de los que me precedían.

Más fotos otoñales

Más fotos otoñales



…. y una sorpresa en el cielo de Martín Muñoz de las Posadas, sorpresa que, en una segunda pasada, pude fotografiar.
Un buitre negro – según he leído en alguna crónica de gente entendida en estos asuntos de diferenciar los pájaros que surcan los cielos – nos sobrevolaba.



Un buitre negro nos sobrevolaba

Tras un buen rato acompañando al río, giro a la derecha y ahora el camino dividía el pinar, a la derecha y un arenero a la izquierda.

... un arenero a la izquierda


Seguía el “último de la fila” y mi referencia ahora era El Puma.

mi referencia ahora era "El Puma"


También seguía las ¿señales? Que me dejaban en el suelo, cual Pulgarcito siguiendo las migas de pan.

Al final de esa larga recta nos esperaba, a mi y a tres o cuatro más, Juanjo, para indicarnos donde se encontraban las ruinas de la ermita del Espino, ruinas que finalmente no íbamos a visitar por la falta de tiempo.

... ruinas de la ermita de El Espino


Desde allí y casi hasta el final fuimos juntos, haciendo yo las fotos que “veía” y haciendo también las fotos que “veía” Juanjo y me chivaba.

No se si por la compañía, pero en ese tramo aligeraré el paso, adelantando incluso a otros excursionistas, en este caso otras, que pidieron foto. Un posado, con reflejo incluido, para ellas.

un posado, con reflejo incluido, para ellas


Llegamos, por fin diría yo, de nuevo a la ermita, donde se podía ver una larga cola de hambrientos participantes. Están esperando para las viandas.

Están esperando para las viandas


El menú:
Sopas de Ajos
Olivas, que es como llaman ahora a la aceitunas de toda la vida
Careta de cerdo a la brasa
Bocadillo a elegir entre chorizo plancha, lomo plancha y panceta plancha o incluso una mezcla de dos o incluso de las tres “suculencias plancha” antes citadas.

Agua para la sed o agua “adulterada” – yo pienso que era vino, pero el envase me confundía – para los que piensan que el agua es para las ranas.

agua "adulterada"


De nuevo me encuentro con mi compañero matutino, esta vez al mando de las brasas, cocinando esas caretas de cerdo que, para quien no las haya probado, incluso para los que le de grima el verlas, es un manjar digno de estar en la lista de los imprescindibles.

... me encuentro con mi compañero matutino, esta vez al mando de las brasas


Vigilaba nuestro maestro de las brasas las ya casi terminadas para poder sacarlas en su justo momento y ocupar el hueco dejado con una nueva careta. Sal por encima, y que el fuego, junto con los jugos de la propia careta, obre el milagro.

... y que el fuego obre el milagro


Detrás de él la plancha a todo meter, con dos cocineros 5 estrellas, como nos anunciaron al principio de la marcha, a los mandos de la misma.

los cocineros 5 estrellas junto con el set "bocadillos"


La organización de la comida la terminaba el que servia las sopas de ajos, otra comida sencilla de hacer y que siempre gusta, el encargado de cortar las caretas para que pudiéramos comerla, y las encargadas - junto al técnico de Telefónica - de preparar los bocadillos.

¿Qué comí yo? Unas sopas de ajo, un mucho de careta y un bocadillo mixto de tres elementos y alguna que otra aceituna. Vamos, de todo.
De beber, “agua”, de la adulterada.

Una última visita a la ermita y tras despedirme de los conocidos, de vuelta a Arévalo, no sin antes hacer dos paradas técnicas: Una para fotografiar el SkyLine de Martín Muñoz de las Posadas y otra, el pasar de nuevo por la Plaza Mayor.

SkyLine de Martín Muñoz de las Posadas



El año que viene, repito.

Me gusta Martín Muñoz de las Posadas y Juarros de Voltoya

1 comentario:

  1. Ha sido como volver a hacer el paseo....mas descansadito, pero sigo pensando que ME GUSTAN TUS FOTOS!!!!!!!!. Pili.

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